La rosácea en la cara es una afección que se caracteriza por enrojecimiento, vasos sanguíneos visibles y, en algunos casos, por la aparición de granos similares al acné. Tiene un impacto no solo físico, sino también emocional en quienes la padecen, afectando su autoestima y confianza.
Las causas exactas de la rosácea en la cara aún son objeto de investigación, pero se cree que factores genéticos, vasculares y ambientales juegan un papel importante en su desarrollo. En este artículo te diremos que es y cuáles son sus causas, es importante que lo sepas para qué puedas prevenirla. ¡Lee hasta el final!
¿Qué es la rosácea?
La rosácea es una afección crónica de la piel que afecta principalmente al rostro, causando enrojecimiento, pequeños granos rojos (pápulas) y vasos sanguíneos visibles. A menudo, se inicia con una tendencia a ruborizarse o sonrojarse más fácilmente que otras personas.
Con el tiempo, los síntomas pueden empeorar, manifestándose enrojecimientos persistentes en el centro de la cara, principalmente en las mejillas, nariz, frente y barbilla.
Si bien la rosácea en la cara puede afectar a cualquier persona, es más común en individuos de piel clara y de mediana edad. Las causas exactas de la rosácea no están del todo claras, pero se cree que factores hereditarios, inflamatorios y ambientales juegan un papel. Aunque no tiene cura definitiva, existen tratamientos que pueden controlar y reducir los signos y síntomas.
Causas de la rosácea
La causa exacta de la rosácea en la cara aún no se comprende completamente, pero se supone que es el resultado de una combinación de factores hereditarios y ambientales.
Algunos de los factores y teorías de la rosácea en la cara son las siguientes:
- Respuesta vascular: La rosácea en la cara podría estar relacionada con problemas en los vasos sanguíneos del rostro, lo que provoca su dilatación y causa el enrojecimiento persistente.
- Factores genéticos: Aunque no hay una “genética de la rosácea” identificada, muchas personas con esta afección tienen familiares que también la padecen, sugiriendo un componente hereditario.
- Ácaros de la piel: Se ha observado una mayor cantidad de ácaros llamados Demodex folliculorum en la piel de las personas con rosácea. No obstante, no está claro si estos ácaros causan la rosácea o si simplemente son más numerosos porque la rosácea afecta la piel.
- Infección bacteriana: Aunque la rosácea en la cara no es una infección, la bacteria llamada Helicobacter pylori, que vive en el tracto digestivo, se ha relacionado con la rosácea, ya que puede estimular la producción de una proteína que puede provocar la dilatación de los vasos sanguíneos.
- Respuesta inflamatoria: La inflamación en la piel y un posible mal funcionamiento del sistema inmunitario cutáneo podrían contribuir al desarrollo y progresión de la rosácea.
- Factores desencadenantes: Hay ciertos factores que no causan rosácea per se, pero pueden empeorar sus síntomas. Estos incluyen la exposición al sol, el estrés, el calor, el alcohol, comidas picantes, ciertos cosméticos, medicamentos que dilaten los vasos sanguíneos, entre otros.
¿Qué síntomas produce la rosácea?
La rosácea puede manifestarse de diversas formas y su gravedad varía entre los individuos. Aquí te presento algunos de los síntomas más comunes asociados con esta afección:
- Enrojecimiento facial persistente: Es como un rubor o sonrojo que no desaparece y suele concentrarse en el centro de la cara, especialmente en las mejillas, nariz y frente.
- Telangiectasias: Son pequeños vasos sanguíneos visibles en la superficie de la piel del rostro. Estos vasos pueden volverse más prominentes con el tiempo.
- Pápulas y pústulas: Estos son pequeños bultos rojos (pápulas) o bultos llenos de pus (pústulas) que pueden parecer acné, pero son diferentes y requieren un tratamiento distinto.
- Engrosamiento de la piel: En casos avanzados y menos comunes, la piel de la nariz puede engrosarse, dando lugar a una apariencia bulbosa conocida como rinofima. Esto es más frecuente en hombres que en mujeres.
- Ojos irritados y párpados hinchados: Muchas personas con rosácea también experimentan síntomas en los ojos, una condición conocida como rosácea ocular. Los síntomas incluyen ojos rojos, secos o llorosos, sensación de arenilla, párpados hinchados y orzuelos.
- Sensación de ardor o picazón: La piel afectada puede sentirse caliente, ardiente o con picazón.
- Piel seca o escamosa: Aunque la rosácea se caracteriza principalmente por el enrojecimiento, la piel también puede volverse seca o escamosa en las áreas afectadas.
- Agrandamiento de los poros: En algunas personas, los poros en las áreas afectadas pueden volverse más visibles.
Factores de riesgo
La rosácea puede afectar a cualquier persona, pero existen ciertos factores que pueden aumentar el riesgo de desarrollar esta afección.
Estos son algunos de los factores de riesgo más comunes asociados con la rosácea:
- Edad: Aunque puede presentarse a cualquier edad, la rosácea es más común en adultos de mediana edad, especialmente entre los 30 y 50 años.
- Complexión de piel clara: Las personas con piel clara, especialmente aquellas que tienden a ruborizarse o sonrojarse fácilmente, tienen un riesgo más alto de desarrollar rosácea.
- Historial familiar: Si tienes familiares cercanos (como padres o hermanos) con rosácea, es posible que tengas un mayor riesgo de padecerla.
- Género: Aunque ambos géneros pueden desarrollar rosácea, las mujeres tienden a ser más propensas a tenerla. Sin embargo, los hombres que la desarrollan suelen tener síntomas más graves, como el rinofima.
- Origen étnico: Las personas de ascendencia celta o del norte de Europa parecen ser más susceptibles a la rosácea.
- Antecedentes de acné: Las personas que tuvieron acné severo durante la adolescencia pueden tener un mayor riesgo de desarrollar rosácea en la edad adulta.
- Enfermedades concomitantes: Algunas investigaciones sugieren que las personas con ciertas enfermedades, como la enfermedad cardiovascular o el síndrome metabólico, podrían tener un riesgo aumentado de rosácea, aunque la relación exacta aún no está clara.
¿Se puede prevenir?
La aparición de la rosácea como tal no puede prevenirse, especialmente si se tiene una predisposición genética o se pertenece a un grupo de riesgo. Sin embargo, si ya tienes diagnóstico de rosácea o crees estar desarrollándola, hay medidas que puedes tomar para prevenir brotes o empeoramientos:
- Conoce tus desencadenantes: Lleva un diario para identificar qué cosas desencadenan o empeoran tus brotes. Estos pueden incluir alimentos picantes, alcohol, cambios bruscos de temperatura, estrés, entre otros.
- Protege tu piel del sol: Usa protector solar diariamente, incluso en días nublados. El sol es uno de los principales desencadenantes de la rosácea.
- Cuida tu piel: Usa productos suaves y no abrasivos. Evita productos con alcohol, hamamelis, mentol, fragancias y otros ingredientes que puedan irritar la piel.
- Evita temperaturas extremas: Trata de protegerte del frío extremo con bufandas o máscaras y evita el exceso de calor, como saunas o baños muy calientes.
- Limita el consumo de alimentos y bebidas calientes: Pueden empeorar el enrojecimiento.
- Controla el estrés: Técnicas como el yoga, la meditación o la respiración profunda pueden ayudarte a manejar y reducir el estrés, que es un desencadenante común de la rosácea.
- No frotar: Evita frotar o tocar demasiado tu rostro.
- Consulta a un dermatólogo: Si sospechas que tienes rosácea, es esencial obtener un diagnóstico adecuado y seguir las recomendaciones del especialista.
¿Esta enfermedad tiene cura?
La rosácea es una enfermedad crónica de la piel, lo que significa que no tiene una cura definitiva. Sin embargo, sus síntomas pueden ser controlados y manejados eficazmente con el tratamiento adecuado.
Los tratamientos para la rosácea están diseñados para:
- Reducir el enrojecimiento y la inflamación.
- Tratar brotes específicos.
- Mitigar los desencadenantes y prevenir futuros brotes.
Dependiendo de la severidad y el subtipo de rosácea, un dermatólogo puede recomendar:
- Cremas para la rosácea: Estos se aplican directamente sobre la piel y pueden ayudar a reducir la inflamación y el enrojecimiento.
- Medicamentos orales: Antibióticos o medicamentos más específicos pueden ser recetados para tratar el enrojecimiento y las pápulas y pústulas asociadas con la rosácea.
- Terapias con láser y luz: Estas pueden ayudar a reducir el enrojecimiento y los vasos sanguíneos visibles en la piel.
- Cuidado de la piel: Utilizar productos suaves y adecuados para la rosácea puede ayudar a minimizar los síntomas.
Aunque los tratamientos pueden ser muy efectivos, es posible que los síntomas vuelvan a aparecer después de un tiempo.
11 pasos a seguir para cuidar tu piel si tienes rosácea
Si tienes rosácea, es esencial adoptar un régimen de cuidado de la piel adecuado para reducir los brotes y calmar la piel. A continuación, te presento algunos pasos fundamentales para cuidar tu piel si sufres de esta afección:
- Limpieza suave: Emplea un limpiador suave, sin alcohol ni fragancias añadidas. Lava tu rostro con movimientos suaves, sin frotar, y evita usar agua muy caliente o muy fría.
- Hidratación: Usa una crema o loción hidratante diseñada para pieles sensibles. Estos productos ayudarán a fortalecer la barrera de la piel y reducir la sequedad.
- Protector solar: Aplica protector solar de amplio espectro todos los días, incluso si está nublado. El sol puede ser un fuerte desencadenante de la rosácea, por lo que proteger la piel de los rayos UV es esencial.
- Evita productos irritantes: Los productos con alcohol, hamamelis, mentol, fragancias y algunos aceites esenciales pueden irritar la piel con rosácea. Lee las etiquetas y elige productos diseñados para pieles sensibles o con rosácea.
- Uso de maquillaje: Si decides utilizar maquillaje, opta por productos minerales y sin fragancias. Estos suelen ser menos irritantes.
- Evita cambios bruscos de temperatura: Intenta protegerte del frío y del viento, y evita exponerte a fuentes directas de calor, como saunas o baños muy calientes.
- Reduce el estrés: El estrés puede ser un desencadenante de la rosácea. Practica técnicas de relajación como la meditación, yoga o ejercicios de respiración profunda.
- Conoce tus desencadenantes: Lleva un diario para identificar qué factores empeoran tu rosácea, y trata de evitarlos o gestionarlos.
- Consulta regularmente a un dermatólogo: Mantente en contacto con un especialista que pueda ofrecerte asesoramiento y ajustar tu tratamiento según sea necesario.
- Tratamientos tópicos: Si tu dermatólogo lo recomienda, utiliza medicamentos tópicos específicos para reducir la inflamación y el enrojecimiento.
- Dieta: Algunas personas encuentran que ciertos alimentos o bebidas empeoran sus síntomas, como el alcohol o los alimentos picantes. Si es tu caso, intenta limitar o evitar esos desencadenantes.
El tratamiento y la gestión de la rosácea suelen incluir medidas para controlar los desencadenantes y medicamentos recetados por un dermatólogo. Si sospechas que padeces rosácea, es importante buscar atención médica para un diagnóstico y tratamiento adecuados.
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