Después de leer este artículo vas a pensar: «Lo he hecho todo mal». Pero tranquila ¡no eres la única! Todos, des de pequeños, aprendemos unos hábitos de higiene personal que cumpliremos el resto de nuestra vida. Hábitos como lavarse los dientes después de comer, ducharse antes o después de dormir, usar una esponja para limpiar mejor la piel, etc. Pero a veces no nos planteamos que quizá no sean hábitos adecuados o que estemos siendo demasiado higiénicos. Hemos llegado a asumir que debemos ducharnos entre 1 y 3 veces al día (por la mañana, después de hacer deporte y antes de irse a dormir) cuando en realidad no es lo que pide nuestro cuerpo. En este post te contamos los 8 errores más comunes a la hora de ducharse para que puedas mejorar tu bienestar y evitar tener problemas de salud:
1. Ducharse demasiadas veces
No es necesario lavar cada día el cuerpo entero. Cada vez más especialistas advierten sobre las consecuencias negativas de una ‘higiene excesiva’. El uso excesivo de agua y geles de baño reseca nuestra piel y cuero cabelludo e impide el desarrollo de bacterias benignas que nos protegen de infecciones. Con ducharse cada dos días y limpiar las zonas íntimas a diario, basta.
2. Ducharse demasiado tiempo
A todos nos encanta una buena ducha caliente, pero no es lo mejor para la salud de nuestra piel. Con diez minutos tenemos más que suficiente para una higiene completa de nuestro cuerpo. Ducharse durante demasiado tiempo no es bueno, ya que el aceite de las glándulas sebaceas hidrata la piel y estarse demasiado tiempo debajo del agua las despoja de la humedad.
3. Ducharse con agua muy caliente
Este error va de la mano con el anterior. Las duchas largas y calientes no son buenas para la salud e hidratación de la piel. Hacen justo lo contrario de lo que pensamos, la resecan. La piel contiene grasas protectoras que evitan la aparición de gérmenes patógenos y nos protegen del frío. Con el agua muy caliente, las podemos hacer desaparecer y sufrir, a la larga, flacidez y hasta dermatitis atópica. Para evitar la sequedad y mantener la hidratación de la piel es mejor una ducha tíbia.
4. Usar mal el gel corporal y el champú
Usar un exceso de jabón puede ser contraproducente. El jabón retira la suciedad y la grasa de nuestro cuerpo, pero si abusamos de los lavados también eliminamos de nuestra piel las bacterias que nos protegen de tener acné o eccemas. Recuerda que hay partes de nuestro cuerpo como los brazos y las piernas que no tienen demasiada grasa, por lo que lavarnos las extremidades cada día con mucho jabón solo hace que se sequen. Si te duchas cada día no hace falta que insistas con jabón en esas partes, a veces sería suficiente con un enjuague. Todo lo que suponga un exceso de lavado reseca y puede suponer molestias para la piel.
Con el champú pasa lo mismo. El pelo es otra de las zonas que debemos lavar con frecuencia, pero muchas veces nos excedemos en el uso de jabón y en su aplicación. Pensamos que como más lo enjabonemos, mejor y no es así. Lo ideal es usar un poco en la parte superior de la cabeza, repartirlo y enjuagar. Para no maltratar el cuero cabelludo y ‘barrer’ con las aceites naturales que lo protegen y mantienen sano, lo ideal sería no lavarse el cabello a diario, salvo en caso de extrema necesidad. Además, el uso de champús muy fuertes, resecan y maltratan el cuero cabelludo, haciendo que la melena luzca seca, falta de vida y por ende se produzca más sebo en la raíz.
5. Usar esponja para enjabonarse
Quizá no lo sabes, pero la esponja que tienes colgada en tu ducha probablemente sea un nido de bacterias, hongos y moho. Lo mejor es emplear las manos y, si no puedes prescindir de la esponja, escoge una suave y natural. Ya que además, una excesiva exfoliación puede resultar agresiva. Cuando termines de ducharte, enjuágala y guárdala en un lugar seco para evitar la aparición y reproducción de bacterias.
6. Lavarse la cara en la ducha
Está claro que debemos limpiar nuestro rostro dos veces al día (mañana y noche), pero la ducha no es el mejor lugar para hacerlo, pues su temperatura y la presión del agua suele ser demasiado alta. Lo ideal es que nos lavemos la cara en el lavabo con agua tibia y que no abusemos de limpiadores faciales agresivos. Busca un jabón o limpiador facial que contenga ingredientes hidratantes y nutritivos que equilibren los el efecto limpiador de los tensioactivos. Prueba con nuestros jabones sólidos 100% ECO, seguro que te encantarán: Jabón de Oliva Sólido y Jabón de Uva Sólido.
7. Dejar la piel húmeda y el cabello envuelto en una toalla
Dejar la piel húmeda durante mucho tiempo es un error, y como muchos falsamente creen, no asegura una mayor hidratación. Seca con una toalla suave, sin frotar, y aplica inmediatamente una loción hidratante. Esto si que ayudará a la capa córnea a retener el agua y a evitar que la piel se reseque.
Recoger el pelo mojado en una toalla no es malo. Eso sí, dependerá del tiempo que lo mantengas envuelto. Se recomienda máximo 30 minutos, ya que la toalla ya habrá absorbido todo el agua posible y el pelo no se secará, quedando mojado, sin aire y adoptando una forma que después nos será más difícil “domar”. Y recuerda, para cuidar la salud de nuestro cabello, lo mejor es presionar el pelo con la toalla para secarlo, pero no frotar, ya que hacerlo provoca daños en las fibras capilares.
8. Usar productos higiénicos demasiado perfumados
Estos productos cosméticos suelen ser muy sensoriales y placenteros, pero el riesgo de desarrollar alergias ante sus componentes es muy alto. Estamos tan acostumbrados a usar jabones y cremas con perfumes muy artificiales que a veces, al oler productos naturales, nos parece que estos huelen peor. Pero simplemente es acostumbrarse a aromas naturales, que huelen a plantas, flores y frutas de verdad.
¿Conocías estos errores? ¿Cuál es el que realizas más frecuentemente? ¡Coméntanos!
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